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Analizando el movimiento palabra de fe [PARTE 2]: La soberanía conceptual; desmintiendo la diosificasión humana

En el artículo anterior (Analizando el movimiento palabra de fe [Parte 1]) hablamos sobre el nacimiento y la malformación teológica del movimiento Palabra de fe, con relación a lo que la misma fe se refiere: según los exponentes de dicho movimiento, “la fe es una fuerza”. En esta sección hablaré sobre otro punto:

  • Los hombres son dioses/confesión positiva: nombrar/declarar/decretar para que el pensamiento se haga materia.

Tocante a este punto, es importante observar detalladamente la falla colosal de su errada hermenéutica. «Tú controlas a Jesús con tu boca. Tú creas la presencia de Jesús con tu boca… Él es obligado por tus labios y por tus palabras… Recuerda que Cristo depende de ti y tu palabra hablada para liberar su presencia[1]”. Con respecto a esta hereje afirmación, podemos decir que Cristo fue controlado por el Espíritu de Dios para cumplir la voluntad de Dios Padre[2]. Afirmar que el humano controla a Cristo con las expresiones de sus labios, es colocarse en el lugar de Dios Padre y, por así decirlo, hacerse semejante a Dios. ¿Qué dice la Biblia? Cristo es soberano sobre toda la creación. El hombre no tiene control sobre Él[3]. Este movimiento afirma que el hombre es un dios, aunque un dios menor que Dios el creador: «Adán fue una duplicación exacta del tipo de Dios!… Adán estaba subordinado a Dios. Dios lo creó, le dio toda autoridad y poder, y le dijo: Sé dios sobre la tierra como yo soy Dios en los cielos[4]«. ¿El hombre es un dios terrenal?El hombre no es, ni será nunca, un dios. Hay un solo Dios verdadero(Jn. 17:3); si el hombre es un dios entonces el hombre tiene que ser un dios falso. «Antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí» (Is. 43:10).

La diosificasión humana

El movimiento Palabra de fe asume que son pequeños dioses terrenales basados en: a) el hombre creado a imagen y semejanza de Dios; y b) la afirmación bíblica “vosotros sois dioses”. ¿Están en lo correcto? Analizaremos ambas afirmaciones según la Escritura. «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó[5]»

¿Con quién hablaba Dios? Estas son las respuestas que se han dado a la pregunta: a) Es una referencia a la Trinidad; b) es un diálogo con los ángeles. Es verdad que hay una corte celestial (1 Reyes 22:19Job 1:62:138:7), pero nunca los ángeles aparecen como colaboradores de la creación; c) es un plural de plenitud que se explica por la plenitud que se encierra en Elohim (Dios); d) es un plural que manifiesta la pluralidad que existe en la unidad de Dios; e) es un soliloquio: Dios habla consigo mismo.

Aunque el ser humano es creado el día sexto, junto con los animales, cabe notar que no surge igual que estos. Mientras los animales son producidos por la tierra, por orden divina, el ser humano aparecerá como un acto directo de la voluntad de Dios. El término Adam se usa aquí como un colectivo y no como nombre propio. Esto se aprecia en el hebreo, pues en la expresión tenga dominio el verbo está en plural, de modo que literalmente sería tengan dominio. Cuando Dios creó al hombre, lo colocó a cargo de la creación. Lo dotó de su propia imagen. Históricamente, en el mundo antiguo, se creía que una imagen llevaba la esencia de lo que representaba. Con relación a las creencias erradas antiguas, la imagen del ídolo de una deidad (pagana), que es la misma terminología que se emplea aquí, debía ser usada en el culto a tal deidad por el contenido de su esencia. Más bien, se pensaba que la obra de la deidad era cumplida mediante el ídolo. De manera similar, se consideraba que la obra del gobierno de Dios había de ser cumplida por los seres humanos. Pero eso no es todo lo que hay en la imagen.

La herejía de ser pequeños dioses

Es importante observar que los exponentes de tal herejía (Palabra de fe) expresan en sus afirmaciones, de igual forma, «somos dioses». Cuando Dios dice «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza», lo hace desde el mismo principio de distinción y preeminencia del hombre sobre las criaturas de la tierra, no sobre Él o a nivel de Él, no como una igualdad de carácter o soberanía. El plural hagamos fue considerado casi unánimemente por los primeros teólogos como un indicativo de la Trinidad. La afirmación hecha anteriormente, comunica que el hombre tiene capacidad intelectual, comunicativa, moral y creativa. No proyecta la idea de esencia idéntica a la de su creador como una co-igualdad con Él. En sí, la palabra imagen viene del hebreo tselem y significa «hacer una sombra, tener un parecido». Esto lleva la idea de «una figura representativa». Para que el hombre pudiese ser quien administrara la creación, debía tener las facultades antes mencionadas para que se hiciera como Dios deseaba, en orden. El término semejanza del hebreo demut significa «un parecido, modelo», lo que señala «un aspecto o forma parecido a su autor». Al ver tal análisis léxico sintáctico, se desmiente la idea presentada por el movimiento Palabra de fe de que somos pequeños dioses, en co-igualdad con Dios aquí en la Tierra. No solo toman el verso de Génesis para tales afirmaciones herejes, sino también Salmos 82:6 y Juan 10:34-35, en los cuales se dice «dioses». Tales textos, como otros del Antiguo Testamento comunican la idea de los reyes, magistrados, jueces, gobernantes y portavoces (profetas) de la Palabra de Dios, no como tales exponentes afirman: «somos dioses, porque así Dios lo declaró».

Analizando el texto «somos dioses».

Si exponemos exegéticamente el contenido del texto podemos ver que llegando ahora a la última etapa en el progreso de la creación, dijo Dios: «Hagamos al hombre», palabras que muestran la peculiar importancia de la obra que estaba por hacerse, la formación de una criatura, que había de ser el representante de Dios, investida de autoridad y dominio como visible cabeza y monarca del mundo. «A nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza», es una distinción peculiar, cuyo valor aparece en el hecho de que las palabras se repiten dos veces. ¿En qué consistía esta imagen de Dios? No en la forma recta/vertical o en las facciones del hombre, no en su inteligencia, porque a este respecto el diablo y los ángeles son muy superiores; no en su inmortalidad, porque no tiene, como Dios, una eternidad pasada como una futura, sino en las disposiciones morales de su alma, comúnmente llamadas justicia original (Eclesiastés 7:29). Como la nueva criatura no es sino una restauración de esta imagen, la historia de la una arroja luz sobre la otra; y se nos informa que es renovada según la imagen de Dios en conocimiento, justicia y verdadera santidad (Efesios 4:24Colosenses 3:10). El hombre siempre ha querido tomar la posición divina inyectada por el diablo («seréis como Dios», Génesis 3:5), el cual siempre la deseó («sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo», Isaías 14:12-14). Con esto podemos concluir que tal doctrina es una totalmente diabólica y sin ningún contenido divino, porque el lugar de Dios es único.

El engaño fundamental de tal doctrina es visto claramente en Génesis 3:4-5. Si observamos, Lucero (Satanás/Diablo), establece una mentira basada en una verdad: Dios dijo que morirían si comían[6]. Satanás, por el contrario, le dijo a la mujer que esto no era realidad al afirmar que sus ojos se abrirían y serían como Dios. Con esto afirma dos cosas: a) Dios desea tenerlos en ignorancia; b) Dios no quiere que sean como Él. ¿No es esa la misma motivación, la de ser como Dios, la que Lucero tenía? Sí, idénticaél quería ser semejante a Dios en todo[7] y eso lo llevó a caer, igual con el hombre[8]. De aquí nace la famosa inclinación a decretar/declarar para que sea convertido lo mental en material por el poder de la afirmación verbal, de la creencia de ser pequeños dioses terrenales.

De la misma manera como Dios rechaza a todo aquel que trate de asemejarse a su soberanía, también lo hace con las inclinaciones que se ramifican de la misma, por lo tanto, declarar/decretar no fue ejemplificado por Jesús, ni por los apóstoles en ningún sentido de la palabra, dicha práctica es moderna y nunca en la historia de la iglesia se había practicado hasta el siglo XX. Ni Cristo ni la iglesia llevaron a cabo tal práctica. ¿Qué le hace pensar que es correcta hoy día? Con esto queda claro que los argumentos de dicho movimiento, como «somos dioses» y «confesión positiva» quedan invalidados con la verdad de la Escritura.

Conclusión

Dios rechaza plenamente todo aquello que se trate de asemejar a Él en su soberanía (Génesis 3:22-24). Tratar de hacerse semejante a Él es invalidar la perfecta suficiencia de la persona y obra de Cristo, el cual produce vida en el creyente mediante su Espíritu[9]. Conforme a la Escritura, aludir una co-igualdad con Dios es negar por completo su soberanía y una falta de temor reverente.

¿Qué hacer para no caer en tal error?

 Estudiar adecuadamente la Biblia, reconociendo que su finalidad es glorificar a Dios en todo (2 Timoteo 3:15-17).

  • Reconocer nuestra posición y condición: somos creación y depravados pecadores (Romanos 3:23). Dios es creador, perfecta y eternamente puro en Sí mismo (Colosenses 1:15-22).
  • Seguir el ejemplo de Cristo que vemos en la Palabra: el creyente, si realmente lo es, buscará ser como Jesús, no como el pensamiento popular asume (Juan 14:151 Juan 2:6).

«Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro». – Deuteronomio 4:39.



[1] Yonggi Cho, D. La Cuarta Dimensión (Vol. 1.), p. 83. Miami: Editorial Vida/Zondevan.
[4] Autoridad de los Tres Mundos, pp. 16-17.

Analizando el movimiento palabra de fe [parte 1]: la soberanía conceptual; cuando la creación se iguala a su creador


«Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?» – Dn 4:35 (RVR)

La palabra “soberano”, aunque no aparece en la Biblia de habla hispana, comunica el pensamiento de la supremacía y autoridad divina (2 Cor 6:18Efe 1:111 Tim 6:15). La soberanía divina es la consecuencia lógica de su propia esencia, él es Dios, creador y gobernante de todo. La soberanía divina es presentada muchas veces en la Biblia como una esencia que no puede ser analizada (Rom 9:20-21Is 45:9Sal 115:3Dn 4:35). 

Dios no está sujeto a ningún poder ni a una norma abstracta ni ley que pudiese ser concebida como superior a aparte de sí mismo, Dios se sujeta a sus propias reglas, basado en su carácter justo, fuera de Él, no hay ley que le pueda sujetar. La Teología de «Confesión positiva» se caracteriza  por ser una mezcla de misticismo, dualismo, sabores del gnosticismo, y otras enseñanzas de las sectas metafísicas. Algunas de las inclinaciones doctrinales del movimiento que analizaremos en esta serie son:

  • La fe es una fuerza.
  • Confesión positiva: nombrar/declarar/decretar para que el pensamiento se haga materia.
  • La biblia es solo un libro: proclaman versos a existencia de una revelación al intelecto de forma nueva, no tienen una claridad exegética, sino más bien cree en la continuidad de la revelación sobre lo que ya fue inspirado.
  • Jesucristo tuvo que nacer de nuevo.
  • Jesús murió en el infierno espiritualmente.
  • Los hombres son dioses.

Dicho movimiento surgió en el cristianismo carismático/pentecostal en el siglo 20. Este movimiento en su conjunto no tiene una organización formal o jerarquía autoritaria, aunque el movimiento tiene un número de profesores de alto perfil, que en gran medida influencian su teología. Esta teología básica es una mezcla peculiar de cristianismo ortodoxo, misticismo, toques de gnosticismo. Este movimiento nació en Phineas Parkhurst Quimby (1802-1866) quien puso los cimientos del mismo. Fueron las enseñanzas metafísicas de Quimby que influyeron a E.W. Kenyon, y fueron las enseñanzas de Kenyon, que a su vez influyeron a otros. Los más destacados maestros de Palabra de Fe hoy se inspiran en la «fuerza», una visión anti bíblica de la fe, ese es el fundamento de su doctrina. Los proponentes creen que pueden usar sus palabras para manipular la “fuerza de fe”, por lo que en realidad crean lo que ellos creen de las promesas divinas (salud, riqueza, etc.) Las leyes que supuestamente rigen la fuerza de fe afirman que operan independientemente de lo que es la voluntad soberana de Dios, Dios está sujeto a las «leyes» de la fe según sus creencias. Según el movimiento: Dios no es soberano y necesita permiso para actuar.

Tocante a este primer punto sobre “la fe”, (tocaré los otros puntos en artículos posteriores) hay que comprender claramente que todo lo concerniente a lo divino debe partir de su propia fuente, en este caso, Dios siempre debe tomar el lugar que le corresponde, no solo el primero en todo, sino el único, porque de Él proviene todo. Para tener una mejor comprensión sobre el tema debemos preguntarnos ¿Qué es fe y cómo opera? Uno de los textos más enfáticos sobre la fe lo es Hebreos 11. Este verso ha sido descontextualizado a su máxima expresión, haciendo de la fe lo antes mencionado, una fuerza que mueve a Dios y hace que el pensamiento se haga material. ¿Qué significa fe? “fe” proviene del gr. “pistis” y significa: “Confianza plena en las promesas divinas.” La misma denota “una sujeción incondicional a una autoridad, sea a su promesa u orden.” Proviene de “pistos” que es: “fiel”, comunica la idea de: “el carácter y autoridad de quién promete y ordena” da a entender: “El carácter divino.” 

En sí “fe” es “Una confianza plena en las facultades fieles de Dios y una sujeción total a sus órdenes establecidas.” La fe no es un poder el cual sujeta las cosas a su placer, más bien “es la facultad inteligente de sujetarse a las normas establecidas por la soberanía divina en la Escritura en confianza plena”. El evangelio de nuestro Señor Jesucristo ha sido malformado al grado de colocar al ser humano como el objetivo del mismo, es bueno aclarar que “el propósito del evangelio es producir una condición que satisfaga el corazón de Dios, no el nuestro” y cuando se comprende que nacimos para, amar, glorificar, servir y dorar a Dios entonces estamos caminando en el diseño establecido para nosotros, al satisfacerlo a Él[1], seremos satisfechos nosotros[2]. En relación al primer punto, hay tres tipos de fe: 

AIntelectual: conoce de Dios, no a Dios. 

BMilagrosa: reposa en los beneficios, no en el benefactor. 

CSalvífica: reposa en el benefactor, no en los beneficios.

La fe no tiene valor en sí misma, en si es un vehículo el cual lleva al objetivo, quien da valor a la fe es Jesucristo, de ser así, entonces solo se necesitaría fe en cualquier cosa o persona (como dicho movimiento afirma) y quedaría invalidada la persona y obra de Cristo. ¿Cómo opera la fe?  1) Asentamiento intelectual (conforme a lo recibido de la autoridad divina, la Escritura); 2) Caminar diario en confianza (según el asentamiento recibido por la Escritura); 3) Obediencia (según la confianza y orden en lo recibido por la Escritura). La fe verdadera es inteligente, no es ciega, cree en las evidencias divinas plasmadas en la creación[3], la persona y obra de Cristo[4], y la Escritura[5], en conformidad a la dirección del Espíritu quien la inspiró, para una plena sujeción al autor de la misma. 

¿Qué inclinación tiene la fe? La verdadera es una que actúa en obediencia participando en un caminar responsable, como Jesucristo ejemplificó[6]Fe es hacer lo que Dios desea que se haga. La fe verdadera es la que hace actuar en obediencia, no la que omite sus responsabilidades, es auténtica cuando refleja una inclinación a las ordenes divinas en la Escritura y busca expresar en sus acciones el ejemplo de Cristo[7]. Cada cual expresa sus convicciones en sus acciones[8]. Doctrinas consideradas esenciales por el cristianismo histórico no son necesariamente consideradas esenciales en dicho movimiento. Tales maestros reinterpretan a menudo los fundamentos con el fin de encajar sus propios sistemas peculiares al placer personal. Estas interpretaciones se derivan a menudo de «nuevas revelaciones» es decir, supuestas revelaciones especiales dadas específicamente al maestro de dicho movimiento. Colocar «conocimiento por revelación» por encima de la Escritura es una de las razones del porqué los maestros contradicen la Escritura abiertamente y a ellos mismos. La fe reposa en la persona y obra de Cristo como los antiguos testificaron, si la fe es un poder supremo que mueve todo incluso a Dios, entonces ¿porque afirma la Escritura que no recibieron lo prometido?[9] Porqué ellos reposaron en la promesa divina y fueron obedientes a la misma, descansaron en la promesa aun sin esta haberse manifestado en carne.

El verso 2 habla sobre los “antiguos”, en este caso los que son mencionados en todo el Capítulo 11, los mismos obtuvieron buen testimonio “No por sus logros, santidad personal o aceptación, sino por creer y obedecer, para perseverar y sacrificarse”. Todo lo incluido en la venida del Mesías. Pensamos que por el hecho de creer recibiremos algo, la verdadera fe reposa en Dios sin importar ver los resultados instantáneos o esperados de nuestra parte. Al analizar el verso 3 vemos que la fe en la acción creadora de Dios (Evidencias de Sí mismo) es parte fundamental, no como una exigencia a Dios de su acción creativa para someterlo a crear lo material de nuestro deseo, sino más bien para comprender la realidad de nadie vio como Dios creo todo, aquí se muestra la idea del principio de Gén Cap. 1-2, solo por fe en lo Escrito se comprende quien es y como es Él en su soberanía. El máximo ejemplo de fe lo vemos en Cristo. Él nunca manipuló nada a su antojo, más bien se sujetó en mente, palabra y acciones[10]. Con su ejemplo queda demostrado que la afirmación del movimiento en relación a la “fe” como fuerza suprema a Dios queda invalidada.

¿Cómo puedo vivir la fe que Dios desea? 1) Sujeto y rendido a Dios conforme la Escritura; 2) Siguiendo el ejemplo de Cristo en la Escritura; 3) Negación plena a los placeres personales terrenales: a) Materialismo: el cual reduce lo espiritual a menor valor; b) Egocentrismo: una valoración excesiva de la propia personalidad que lleva a la persona a ser el centro de todas las preocupaciones y atenciones; y c) Hedonismo: la búsqueda del placer y supresión de las angustias.

Conclusión: Mi conclusión personal sobre la fe, en relación a lo dicho anteriormente es que “vivir por fe es vivir sin frustración, sin forzar las cosas para que sucedan, sin manipular las personas para qué actúen; la vida de fe es una la cual confía plenamente en Sus promesas, y se sujeta incondicionalmente a la Escritura” – Dr. FM.

Con esto queda invalidado el pensamiento errado de dicho movimiento sobre la fe. ¿Cuál es tu fe?


[1] Mateo 3:17.

[2] Juan 1:16.

[3] Romanos 1:20.

[4] Lucas 24:27, vv.44-45; Hebreos 12:2

[5] Mateo24:351 Corintios 15:1-82 Timoteo 3:15-17.

[6] Juan 18:37.

[7] Santiago 1:22-27.

[8] 1 Juan 2:6.

[9] Hebreos 11:39.

[10] Mateo 5:17, v.19; Juan 12:4918:37.

Una respuesta a Gustavo Falcón: ¿Jesús no era Dios en la tierra?


Hace un tiempo, Gustavo Falcón, pastor en Vástago Epicentro (redes de iglesias lideradas por Jesús Adrián Romero), afirmó lo siguiente «Jesús no fue Dios en la tierra porque si no, no hubiera tenido chiste el sacrificio, les dejo este punto teológico profundo explicado de una manera sencilla».  ¿Qué realidad bíblica, histórica y teológica hay detrás de dicha expresión? A continuación lo expongo.
La importancia de no ser un neófito y estar tras un púlpito que se abre a la falsedad

«Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño» (Hechos 20:28-29).

Ningún ministro puede administrar las grandezas posicionales de Cristo a otros creyentes adecuadamente a menos que su propia alma esté en plena sujeción y dependencia de las Escrituras.  La palabra obispos, del sustantivo episkopos, significa literalmente “uno que vigila” o “guardián”. Está compuesta de epi, que es «arriba de, sobre de» y de skopos, que es «vigilar». La función es clara: más que un cargo de autoridad, este es de cuidado. La primera responsabilidad de un hombre de Dios es tener cuidado de su propia condición espiritual. Si falla en eso, pierde su enfoque y no le valdrá nada que haya tratado de velar por aquellos que han sido puestos a su cuidado. La responsabilidad de estos líderes era apacentar, literalmente “pastorear” del gr. poimainein, que es «alimentar» la iglesia del Señor. Algunos manuscritos griegos dicen “de Dios”.

Aquellos que piensan que la “iglesia de Dios” es genuina, piensan que el cambio fue hecho por la implicación de que era la sangre de Dios la que compró la iglesia. Tenemos que admitir que tal es la impresión que nos da la lectura, “la iglesia de Dios la cual él ganó por su propia sangre”. Literalmente es “por medio de la sangre del suyo propio”. La palabra griega traducida ganó significa esencialmente “adquirió para sí mismo”, por su propia sangre. Si la lectura correcta del gr. ekklesian tou theou, como sí lo es, entonces Jesús es aquí llamado «Dios», ya que afirma «la iglesia de Dios», quien derramó su propia sangre por el rebaño. Esto demuestra adquisición y posesión divina: el amo es Dios y así es llamado Jesucristo en el texto.

Pablo sabía que después de su partida entrarían entre ellos lobos rapaces, cuya traducción podría ser más bien “lobos feroces”. En contraste con el verdadero pastor del rebaño, el cual cuida y alimenta, estos lobos hambrientos no perdonarán al rebaño. Mientras el pastor educa, guía, cuida y alimenta preocupado por las ovejas del amo, el lobo se enfoca en su necesidad egoísta, dispersa, divide y maltrata preocupado por sus intereses, no respetando que tienen dueño.

Claramente se expresa que Dios en su suprema soberanía estableció un orden para cuidar su pertenencia (su cuerpo, la iglesia) de falsos maestros, falsas enseñanzas y falsas prácticas. Para ello es necesario que el obispo, «pastor que vigila y cuida», sea como 1 Timoteo 3:1-6 expresa: un hombre que lleve una vida intachable. El pastor reconoce día a día que la iglesia no le pertenece, que al ser parte de ella la cuida y no ejerce sobre los hermanos un control tirano, sino que anhela que el control lo tenga Cristo. Esto se opera alimentándola con la Sana Palabra de Dios (1 Pedro 5:2-4).

¿Qué relación tiene todo esto con la afirmación del Sr. Falcón? Sencillo, el verso arriba mencionado expone tres cosas fundamentales: 1) La persona que enseña debe estar preparado, no debe ser un simple neófito, eso, en parte, es la causa de que hoy día tanta falsa enseñanza se haya introducido a la iglesia latinoamericana que, en mi opinión, está enferma; 2) El mismo verso expone en su contexto léxico original griego que Cristo es Dios, y lo afirma desde el punto de vista en el cual se hizo hombre por dos razones: a) Derramó Su sangre. Habla de un hecho pasado que tiene consecuencias continuas, es decir, vino como hombre, murió como hombre,  resucitó como hombre y ascendió como hombre. Pablo menciona ese hecho dándole a Él el título de Dios. Y b) la pertenencia divina. También con base en Su humanidad perfecta la Iglesia le pertenece a Dios, el cual la compró con Su sangre; 3) Los falsos maestros entrarían a socavar la Sana Doctrina, por ello, el pastor debe estar enteramente preparado para educar a la iglesia en la verdad. Por todo lo anterior, la afirmación del Sr. Falcón («Jesús no fue Dios en la tierra, porque si no, no hubiera tenido chiste el sacrificio») es completamente herética.

La realidad de la doctrina hipostática en las Escrituras

Si no todo en Jesús es Dios, implicaría un sacrificio semiimperfecto y de paso Él sería un ser semiperfecto, por lo que, según lo que Falcón afirma, la persona de Cristo sería una perfecta imperfección y la unión hipostática entonces es una idea sin fundamento alguno digna de repudio. De ser así, las palabras y obra del Salvador no son de fiar. ¿Jesús no era Dios en la tierra? Tal afirmación es totalmente herética por su rechazo a la verdad escritural y cristológica (Filipenses 2:6-7Isaías 9:6-7), pues desde la encarnación Jesús es simultáneamente verdadero hombre y verdadero Dios, a esto se le llama unión hipostática.

¿Cómo saberlo? Las Escrituras afirman: «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» (Colosenses 2:9). Históricamente la kenosis fue considerada una herejía. Él no se despojó de su deidad, Él se hizo hombre. La doctrina de la kenosis señala que el Hijo de Dios escogió renunciar a sus atributos divinos, cosa que nuca pasó: solo tomó forma humana.  El gnosticismo del siglo I apuntaba a que Cristo, al hacerse hombre, no era divino porque todo lo material es malo, punto totalmente herético también. En Génesis capítulos 1 y 2 vemos que Dios creó todo y vio que era bueno (cumplía su función). Lo material no era malo, es el uso errado que el hombre le da lo que es malo. Cristo, al hacerse hombre, no se despojó de sí mismo, tomó forma de. Si se hubiese despojado de su deidad como dice Falcón, entonces era un pecador natural como cualquier hombre común. Esto rechaza lo que la misma Escritura afirma de que no hubo pecado en Él (1 Pedro 2:2).

La parte malentendida en Filipenses 2:7 es «sino que se despojó a sí mismo».  Cuando el verso dice que se despojó a sí mismo, se remita a despojó del gr. ekenöse, de kenos, que significa «vacío». Nunca la palabra misma alude que era con relación a su naturaleza divina. Esto era imposible. Siguió siendo el Dios encarnado. Claramente el verso afirma que Cristo abandonó su ambiente de gloria, asumiendo las limitaciones del lugar (espacio).

Muchos afirman que cuando el Señor Jesús andaba por la tierra, ya no tenía todo conocimiento (comparar con Mateo 9:4) ni todo poder (ver Marcos 1:27). Claramente, no estaba físicamente en todos los lugares al mismo tiempo porque se limitó durante un lapso a estar en una esfera de espacio y tiempo, pero seguía siendo el Dios Trino. Algunos incluso llegan a decir que estaba sujeto a las limitaciones de todos los hombres, que se hizo susceptible a los errores, al pecado y que aceptó las comunes opiniones y mitos de Su tiempo. Las Escrituras niegan esto de manera absoluta. El Señor Jesús no dejó de lado ninguno de los atributos de la divinidad cuando entró en el mundo como hombre. Cristo seguía siendo omnisciente, seguía siendo omnipresente, seguía siendo omnipotente como lo es hasta el día de hoy y como lo será por la eternidad, porque su divinidad no depende de la concepción humana, sino de Sí mismo.

Con relación a “despojarse”, lo que hizo fue vaciarse de Su igualdad posicional y velar la gloria de la Deidad en un cuerpo de carne humana. La gloria estaba ahí, toda, aunque escondida ante los ojos humanos. Si notamos, la misma resplandeció en el monte cuando se transfiguró (Mateo 17:2). No hubo un momento en Su vida terrenal en que no poseyese todos los atributos divinos. No dejó de lado Su deidad, solo Su lugar en el cielo, y eso fue solo temporal. Si hubiese sido un hombre común al dejar a un lado su divinidad, no habría sido un acto de despojo sino más bien de desalojo y rechazo a la divinidad.

La humanidad del Señor es tan real como Su deidad. Él es verdadero Dios y verdadero hombre, de no ser así entonces Tomás podía haber sido considerado un idólatra al decirle «¡Señor mío, y Dios mío!» (Juan 20:28). Jesús nunca lo reprendió por hacer esa afirmación acerca de Él, claramente porque Jesucristo era el Dios encarnado.

¿Cómo se puede comprender la hipostática y no caer en falacias exegéticas como la que criticamos en este texto?

  • Leyendo adecuadamente las Escrituras en su propio contexto:
  1. Literario (familiarizándose con el libro).
  2. Inmediato (observando lo que el contexto inmediato afirma).
  3. Histórico (observando lo que la misma historia afirma de tales tiempos).
  4. Cultural (informándonos sobre la cultura, los usos y las costumbres de tales tiempos).
  5. Léxico (haciendo uso adecuado de las palabras en su contexto original).
  • Reconociendo que todo el Antiguo Testamento habla de Jesucristo (Lucas 24:27,44-451 Corintios 15:1-8) y que el Nuevo Testamento lo confirma.
  • Su sacrificio, resurrección y ascensión comunican su deidad (Hechos 1:3-11).
  • Rechazando toda enseñanza que niegue el cristianismo bíblico e histórico.

Dios es el único que debe ser adorado. Si Jesucristo no es Dios, ¿por qué sería el Cordero digno de todo poder, gloria, honra y alabanza (Apocalipsis 5:12)?

Bienvenidos

Aquí encontrarán todo lo relacionado a la Biblia, la Palabra de Dios. El fin es que el cuerpo de Cristo sea totalmente edificado en ella, y no solo conozca de ella, sino que conozca al Dios verdadero mediante ella. El enfoque es presentar el cáracter de Dios, Su perfecta personalidad y esencia para tener un conocimiento completo y detallado de quién es Él y cual es Su orden establecido para el bienestar del ser humano.

Todo el material de ésta página tiene el propósito de brindar educación bíblica en la mayor cantidad de areas posibles para que el creyente tenga una idea clara, estable, completa, segura y aplicable de la voluntad perfecta de Dios en Su Palabra su vida personal.

Gracia y Paz en Cristo.
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